La proeza de enfrentarse desde el División de Honor, la quinta categoría del fútbol español, a todo un Primera como el Club Atlético Osasuna, predispone a cierta tragedia. Era la primera vez en la historia que dos equipos con tal diferencia de categoría se enfrentaban en competición oficial.

Los jugadores del UD Tomares cabeceaban al final del encuentro mientras aplaudían a la afición presente en el estadio, lamentando el abultado 0-6 del marcador final que figuraba en la Cartuja. Tardarán unos días, quizá semanas, para sentirse de nuevo héroes. Devolvieron el fútbol presencial a Sevilla en este 2020 tan aciago y pusieron el nombre de Tomares en el mapa del fútbol español.




El encuentro fue un monólogo de principio a fin por parte de los rojillos. El portero de la primera mitad, Álvaro Pizarraya, fue el mejor jugador del encuentro con muy buenas paradas a los primeros ataques de Osasuna. Gracias a él los auriazules plantaron la esperanza de sus 400 aficionados presentes durante 23 minutos, cuando llegó el primer gol de Kike Barja.

Los aplausos de los orgullosos aficionados aljarafeños se arrancaban tras cada gol en contra, reconociendo el esfuerzo de unos futbolistas que apostaron por un juego serio y combinativo, sin perder la esencia del club, ante todo un primera división. Es fuerzo que fue aún mayor durante toda la segunda mitad tras la expulsión de Sergio Buzón en el minuto 48 de partido.

El Unión Deportiva Tomares ha hecho historia y estos jugadores tendrán, para siempre, espacio de honor en el Municipal de San Sebastián y en la memoria de los aficionados de la ciudad.

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