Susam Galiano, actriz, mujer y profesora de teatro / Clara Fajardo
Susam Galiano, actriz, mujer y profesora de teatro / Clara Fajardo

Susam Galiano, mujer, actriz y profesora de teatro, reconoce que su profesión contiene una gran dosis de vocación. Un impulso tan embriagador que «a veces parece que no te puedes dedicar a ninguna otra cosa que no sea el teatro, un axioma autoimpuesto». Partiendo de la base de que ser actriz suele responder a una «pasión por las tablas, no significa que sea incompatible con tener una familia».

Susam Galiano en la obra ‘El Maleficio del Tiempo’, en cartel de la ‘La Sala’ de Sevilla / AD

Profesora de teatro, mujer, actriz y madre. Esas son las cuatro facetas de la vida de Susam con las que practica el equilibrio desde que salió de la Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla (ESAD). Para ella, una vez que terminó su formación en dicha escuela «la sensación de dar un salto al vacío fue tremenda. Si además, te quedabas embarazada, se trataba de una bomba».

El dilema de «una pelea enfermiza»

En este sentido, Galiano observa que «las críticas provienen de ambas partes. Si eres madre, no puedes ser lo suficientemente buena actriz. Si eres artista, no tienes instinto maternal como se debe». Todas estas afirmaciones las ha soportado durante años, pero el trabajo personal de «perseverar en mis convicciones me ha permitido que, a día de hoy, tanto el teatro, como mis hijas, sean los dos ejes sobre los que gira mi vida con gran satisfacción». «Desenterré la espada porque no pensaba conformarme con una cosa, o la otra».

La actriz de Mairena del Aljarafe insiste en que se trata de una «pelea enfermiza que tenemos nosotras mismas y nuestro entorno. Ante el dilema de profesión o maternidad, yo lo tuve claro, no quise renunciar ni a la maternidad ni al teatro». Recuerda que cuando a ella le ocurrió, los mensajes subconscientes iban encaminados a la siguiente premisa: «si te quedas embarazada, tienes que parar».

«Mejor reparto en la agenda mental de una mujer»

Ésta es la petición que la actriz Susam Galiano pide como mujer a propósito del 8M. Considera que, «la conciliación no es solo repartirnos a la hora de las tareas del hogar, también está la carga mental de la mujer». Es decir, «listas de la compra, fecha de médicos, citas en el colegio, o cartulinas para un trabajo escolar suelen ser puntos de una estructura familiar que recae sobre la mujer. Si ese peso se distribuye más equitativamente, yo creo que ganaremos todos, con que un día uno lave los platos y el otro el baño no es suficiente».

Además, aunque ya sus hijas tienen diez y quince años, estima que el permiso de maternidad debiera ampliarse al año. «Un bebé con cuatro meses no está listo». Susam ve con buenos ojos que ahora se haya igualado tal licencia entre hombres y mujeres a 16 semanas, aún así, «nos plantaríamos en ocho meses. El niño necesita un año con sus padres. Establecer un vínculo con los dos y eso se traduce en tiempo de calidad sin el estrés del trabajo ordinario».

Esta actriz y madre confiesa que «la capacidad de dormir no es ninguna tontería y los niños hasta el año no suelen hacerlo de forma regular. Trabajar antes de ese periodo creo que no es sano para nadie: ni hombres, ni mujeres, ni hijos».

Susam Galiano con alumnos de teatro en la escuela DaMTe / Clara Fajardo

Mujer y emprendedora

Susam Galiano, agotada de «tanta explotación laboral», decidió aventurarse y abrir la escuela de artes escénicas DaMTe en Mairena del Aljarafe. Allí, junto al pianista y compositor Pedro Silva, comenzó a impartir clases de teatro para adultos. «Hace nuevo años tenía cuatro alumnos, ahora son 70».

El quid de la cuestión fue que visualizó que renunciar a todo no le haría feliz, por lo que se centró en «entender que el autoempleo era el camino en el que estaría una buena temporada. Esto es una carrera de fondo, no de velocidad y yo ya estaba harta de que mis jefes me limitasen mi capacidad creativa con diversos tipos de condicionantes, entre otros, el de ser madre».

Entre guarderías, clases extraescolares de sus hijas, tareas del hogar y formación propia, Susam Galiano encontró la forma de construir muy lentamente la escuela junto a su socio Pedro Silva. Ambos concibieron que al principio, la economía sería básica para seguir sembrando. Ahora, «es una realidad de la que puedo vivir».

«No podemos dejarnos llevar por lo que los demás creen que es lo correcto. Los deseos hay que soñarlos antes de llevarlos a cabo y materializarlo con entrega». En definitiva, concluye, «Trabajar con gente que sume y no que reste y empoderarse».

«Ser feminista no significa atacar al hombre», un mantra que Susam Galiano repite como mujer y profesora de teatro

En las clases de teatro Susam observa que las nuevas generaciones de chicos «necesitan ver claro el camino. Vivimos en un patriarcado brutal, pero a la vez reciben ataques como hombres». Sin embargo, estos jóvenes son «proactivos, feministas, respetuosos y asumen con absoluta naturalidad el abanico de géneros que les rodea, independientemente del sexo con el que uno nazca».

Según Susam, los hombres deben permitirse llorar y explorar emociones. «Entender qué es ser mujer y no tener miedo a su propio lado femenino». «A mi entender, es una prioridad escucharlos y atenderlos ahora que están receptivos y tienen tiempo. En teatro, el vestuario permite que experimentemos roles de distinto tipo sin ser juzgados, es una de las tantas ventajas terapéuticas de esta disciplina».

Más directoras y guionistas en el teatro

En el teatro Galiano observa que apenas hay directoras o dramaturgas. «Necesitamos mayor visibilidad en puestos de poder. Por supuesto hay hombres directores extraordinarios, pero toca conocer a las féminas también a ese nivel». Además, la edad sigue siendo una desventaja para la mujer en el teatro. «La diva favorita del director parece que sigue teniendo cabida, pero no es la realidad. No dejemos de lado la experiencia como un valor inconmesurable».

En cualquier caso, Susam está convencida de que a la igualdad se llegará «cuando los adultos asumamos nuestras heridas y avancemos con ellas haciéndonos responsables en un proceso de toma de conciencia por parte de la mujer y el hombre, dentro y fuera del teatro».

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