La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Sevilla, adscrita a la Consejería de Cultura, ha informado desfavorablemente respecto a un proyecto planteado por el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, para la rehabilitación y nuevo aprovechamiento de unas antiguas instalaciones deportivas situadas justo a los pies de uno de los tramos de la muralla almohade del municipio, legado de la antigua fortaleza de Hins al-Faray, que coronaba el cerro actualmente nominado como de Chaboya o de la barriada de Nuestra Señora de Loreto.

Así figura en un acuerdo adoptado el pasado 26 de marzo por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Sevilla y recogido por Europa Press, después de que en 2021, dicho órgano consultivo de la Consejería de Cultura se posicionase ya en contra del anteproyecto promovido por una empresa para estudiar la «viabilidad» o no de la ejecución y explotación de tal espacio deportivo, localizado justo a los pies de un tramo de la muralla almohade de San Juan correspondiente a la barriada de Nuestra Señora de Loreto o del Monumento a los Sagrados Corazones; merced al contenido de la Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía en materia de «contaminación visual».

Los lienzos de muralla que coronan el cerro de Chaboya de San Juan están protegidos como bien de interés cultural (BIC), tratándose de los vestigios de la fortaleza promovida por el califa almohade Abu Yusuf al-Mansor entre los años 1193 y 1197, la fortaleza de Hins al-Faray.

Dicho recinto fortificado, construido en fábrica de tapial en un entorno donde la antigua población romana Osset Iulia Constantia ya había contado con murallas, habría incluido un alcázar o palacio en su interior como residencia del califa, siendo objeto a mediados del siglo XX de una restauración incontrolada que no respetó los trazados y materiales constructivos originales.

Replanteamiento del proyecto

Tras aquel pronunciamiento inicial de la Comisión Provincial de Patrimonio en 2021, ya en 2024 el Ayuntamiento de San Juan contrataba la redacción de un proyecto técnico de propio cuño para «las obras de ejecución de instalaciones deportivas en la barriada Nuestra Señora de Loreto, para la posterior licitación de las mismas», exponiendo que «las actuales instalaciones deportivas ubicadas en la zona derecha de la subida a la barriada Nuestra Señora de Loreto, las cuales están en desuso debido a su pésimo estado, se pretenden sustituir por otras nuevas, en las que se incluyan pistas de fútbol sala, baloncesto, pádel, circuito de calistenia y un núcleo administrativo y de aseos», sobre una superficie de casi 3.000 metros cuadrados a la espalda de la asociación de vecinos José Mesa.

Ahora, en el nuevo acuerdo adoptado el pasado mes de marzo por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, dicho organismo ha informado de nuevo de forma desfavorable sobre el proyecto de obras de instalaciones deportivas en este enclave, al considerar que el mismo «incide desfavorablemente en la percepción y los valores del BIC» correspondiente a la muralla almohade de este municipio aljarafeño.

Condicionantes

Según dicho acuerdo, el informe de ponencia técnica en el que se basa el mismo determina que «la parcela objeto de actuación presenta unos condicionantes históricos, topográficos y de diálogo con el patrimonio histórico y paisajístico que deberían ser tenidos en cuenta a la hora de intervenir en este espacio»; considerando que «el uso deportivo asignado por el planeamiento vigente es viable, siempre y cuando no implique la colocación de vallas de protección, luminarias o infraestructuras o edificaciones que alteren la percepción y los valores de la muralla urbana colindante».

A partir de ahí, el informe señala que «el proyecto de rehabilitación de las instalaciones deportivas existentes implica, por el contrario, la ejecución de elementos de vallado, torres de iluminación y una edificación que inciden desfavorablemente en los valores del BIC» correspondiente a la muralla almohade, lo que conduce al pronunciamiento desfavorable.

Finalmente, el informe destaca que «sería necesaria la puesta en valor del bien y su disfrute y reconocimiento por la ciudadanía», aconsejando «dotar el ámbito de un uso acorde al mismo y acometer tareas que eviten su progresivo deterioro».

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