El Servicio de Cardiología Intervencionista y Cirugía Cardiovascular del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, en Sevilla, ha reparado de forma percutánea por primera vez en la sanidad privada andaluza una válvula tricúspide con el dispositivo ‘Pascal Ace’, de última generación, que permite aproximar las valvas de la válvula tricúspide desde el interior del corazón sin necesidad de abrir el tórax.

El cardiólogo intervencionista Rafael García de la Borbolla explica que esta técnica se realiza mediante un catéter introducido por la vena femoral, guiado por imagen ecocardiográfica y fluoroscópica. “El dispositivo ‘Pascal Ace’ ofrece ventajas frente a otras técnicas convencionales, gracias a su diseño más fino y flexible, que permite adaptarse mejor a válvulas muy dilatadas o frágiles, así como incorpora un diseño estilizado que facilita el posicionamiento preciso y un mecanismo de cierre más suave, reduciendo así el riesgo de daño sobre tejidos previamente intervenidos”, señala el especialista.

Dicho de otra manera, el también cardiólogo y cirujano cardiovascular Mariano García de la Borbolla asemeja la válvula tricúspide con una “puerta” que hay dentro del corazón que debe cerrarse bien cada vez que el corazón late para que el flujo sanguíneo avance correctamente. “Cuando esa puerta no cierra bien (lo que se llama insuficiencia tricúspidea), la sangre se va hacia atrás en lugar de avanzar y eso puede causar fatiga, hinchazón y dificultad para respirar”, apunta.

El dispositivo ‘Pascal Ace’ es como “una pequeña pinza inteligente” que se coloca dentro del corazón, sin necesidad de cirugía abierta. “Se introduce a través de un tubo fino (un catéter) que va por la vena de la pierna hasta llegar al corazón”, indica el doctor Rafael García de la Borbolla, quien precisa que, una vez dentro, el dispositivo agarra las hojas (valvas) de la válvula que no están cerrando bien, las junta cuidadosamente para que vuelvan a cerrar correctamente y, de esta forma, “se reduce la fuga de sangre, el corazón trabaja mejor y los síntomas del paciente mejoran”.

“Lo más importante es que todo esto se hace sin abrir el tórax ni parar el corazón, lo que significa menos riesgos, menos dolor y una recuperación mucho más rápida, sobre todo en personas mayores o con otros problemas de salud”, resalta el doctor Mariano García de la Borbolla.

La paciente había sido intervenida quirúrgicamente en dos ocasiones sobre la válvula mitral –en 2001 y en 2015–. En 2023, debido a la degeneración de la prótesis mitral, se le implantó con éxito una nueva válvula mitral mediante una técnica transcatéter, si bien, en el último año, la válvula tricúspide había evolucionado hacia una insuficiencia severa, lo que provocaba en la paciente fatiga progresiva, disnea y edemas importantes en extremidades inferiores. Dado su historial quirúrgico y las comorbilidades asociadas, una tercera cirugía convencional implicaba un riesgo “muy elevado” y, por ello, se decidió optar por una estrategia mínimamente invasiva mediante reparación transcatéter con el dispositivo ‘Pascal Ace’. La paciente fue dada de alta a las 24 horas y ha presentado una mejoría clínica significativa desde entonces.

En la población general, la insuficiencia tricúspidea (IT) moderada o grave afecta aproximadamente al 0,55 % de las personas. En adultos mayores, especialmente mayores de 75 años, la prevalencia sube hasta alrededor del 4 %, afectando en mayor medida a mujeres (alrededor del 70%) de entre 75 y 77 años. “La mayoría de los pacientes suelen tener algo de disnea, pero, sobre todo, presentan signos de insuficiencia cardiaca derecha –astenia, edemas, distensión abdominal–“, concluye el cardiólogo intervencionista Rafael García de la Borbolla.

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