Hueco de la placa de la Notaría de Coria del Río, robada.
Hueco de la placa de la Notaría de Coria del Río, robada.




Si se tratara de un coleccionista de lo ajeno amante de la historia andalucista, o por contra fuera un convencido centralista votante de Abascal, este hecho constata el resurgir de Blas Infante como referente social y popular en Andalucía. Su vida, obra y doctrina cobra cada día más interés, con fieles seguidores y fieles detractores.

La placa de la notaría pública de Coria del Río, donde trabajó Blas Infante tras llegar de Isla Cristina, ha sido robada. Se trata de una de las paradas obligatorias de la Ruta Blas Infante que recorre los puntos referentes de la vida del pensador por la provincia de Sevilla.

La denuncia del robo ha recorrido con fuerza las redes sociales y el ayuntamiento coriano -dirigido por el andalucista Modesto González- ha salido rápido al paso para asegurar que la pieza será restituida «de inmediato», según palabras del propio alcalde.

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Se trata de una copia del metal original, que se encuentra resguardado en Da al-farah, la Casa de la Alegría y vivienda del Padre de la Patria Andaluza. «Sin ser leído, seré despreciado», ha expresado la Fundación Blas Infante parafraseando al notario de Casares ante la noticia del robo.

Infante decidió acabar con un exilio personal en Isla Cristina, donde quiso alejarse de los peligros de la dictadura de Primo de Rivera, y permutó su plaza de notario a Coria del Río en 1931, una vez llegada la República. Asentado en la localidad aljarafeña decidió echar raíces construyendo su Casa de la Alegría, a la que los corianos llamaban «el castillo de Don Blas», el notario del pueblo. Aquel hombre que mataron los falangistas en 1936, fusilado sin juicio ni sentencia.

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