El catálogo digital de cartografía histórica del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) ha publicado tres bellos mapas parciales de la región occidental andaluza que datan de 1757 y que actualmente están archivados en la Biblioteca Nacional de Portugal, en la Biblioteca Pública de Córdoba y en el Ministerio de Educación Cultura y Deporte.
Estas cartas de pequeño tamaño (9,5×11,5 cm) señalan las poblaciones de Guelves y Sanlúcar la Mayor como núcleos de mayor importancia del oeste de la capital en el siglo XVIII, según el su cartógrafo madrileño Tomás López de Vargas Machuca, miembro de la Real Academia de San Fernando y de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
Sanlúcar era una de las villas más pobladas que formaban la comarca del Aljarafe con un gran florecimiento económico y social por su situación geográfica. Gelves, población del condado de Gelves, era gobernado entonces por Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Portugal, quien diera ese ilustre apellido a la Casa de Alba, tras casarse con la duquesa en 1738.
La importancia de Gelves aumentó a mediados del siglo XVII gracias a que las embarcaciones que navegaban por el Guadalquivir camino de la capital, eran obligadas a atracar en el municipio junto con Coria del Río y San Juan de Aznalfarache. En el mapa se puede observar que, junto a Triana, eran los tres municipios referencia situados entre el río Guadalquivir y Guadiamar.
El autor Tomás López es una de las figuras centrales de la cartografía española de la Edad Moderna con una importante producción que fue determinante para la imagen cartográfica de la Península y concretamente, de Andalucía.
Tenía un método muy particular para elaborarlos ya que, tras conformar los mapas a partir de otros existentes, completaba con información procedente de un interrogatorio que él mismo elaboraba a distintos conocedores de las tierras. En este cuestionario se encontraban quince preguntas acerca de los datos más relevantes y de variada naturaleza social y demográfica.
La importancia de esta corriente cartográfica en España arranca con la llegada al trono de Felipe V y su política de reformas a principios de siglo. Se pretendía mejorar la administración de los territorios de la península para lo que precisaba una base cartográfica nacional sobre la que poder cuantificar los impuestos.