Procedimiento para la quema de rastrojos. Foto: Federación de arroceros
Procedimiento para la quema de rastrojos. Foto: Federación de arroceros

Los ayuntamientos de Coria del Río, La Puebla del Río y Aznalcázar se adhirieron el pasado jueves al protocolo implantar un nuevo modelo de gestión sostenible para la quema de rastrojos derivados de la recolección del cultivo de arroz

Se trata de un protocolo de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, que busca minimizar la afección a los municipios colindantes y buscar soluciones desde la economía circular

El acto de adhesión estuvo presidido por la consejera de Agricultura, Ganadería, pesca y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo. Crespo ha explicado que el objetivo es «ofrecer una respuesta unificada y coordinada» que minimice el impacto a los núcleos de población colindantes. Así, se pretende que la quema de rastrojos tenga una mayor sensibilidad ambiental y sea más sostenible económicamente, apuntando a un modelo basado en la previsión meteorológica. La adhesión es fruto de las negociaciones entre la Consejería, el sector arrocero y los municipios. 

Así, el protocolo observa como práctica recomendada una gestión de la paja que no pase por la quema del rastrojo, y define las condiciones favorables y los requisitos a cumplir para proceder con su quema de manera segura. Por otro lado, el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) fomentará la investigación y transferencia del conocimiento para estudiar las posibilidades de incorporación de la paja en el terreno y valorar otros fines, como su uso para biomasa

Evitar los días de lluvia y la cercanía a núcleos de población

Apuntando a la nueva Política Agraria Común de la Unión Europea, Crespo ha incidido en que «los métodos productivos compatibles con las exigencias de protección del medio ambiente y la conservación del medio natural es uno de los objetivos». Así, cuanto mayores sean los avances en este sentido, «más beneficios tendrán los agricultores y ganaderos andaluces, los primeros interesados en cuidar el campo», ha abundado. 




El nuevo modelo analiza la dispersión de las partículas durante la quema y establece así distintos escenarios meteorológicos que determinen si se permite o no la quema por polígonos de superficie. Se trata de un sistema acometido por un equipo técnico multidisciplinar a partir de varios expertos implicados, como son la Secretaría General de Agricultura; la Dirección General de Calidad Ambiental y Cambio Climático; la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF), dependiente de la Dirección General de Producción Agrícola y Ganadera; el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa), el Infoca, Agentes de Medio Ambiente y técnicos de la Delegación Territorial de Sevilla. 





El modelo indica así que no se han quemar rastrojos en los dos días siguientes a uno de lluvia, a fin de evitar que la humedad de combustible libere más humo del necesario. Se desaconseja también realizar quemas en parcelas a menos de un kilómetro de un núcleo poblacional, o una franja de seguridad de 400 metros en el caso de las parcelas de influencia forestal. 

Los ayuntamientos firmantes, entre los que se incluye también el de Los Palacios y Villafranca, manifiestan su voluntad de adaptar las ordenanzas municipales para promover el dictado de bandos municipales que recojan de manera homogénea los requisitos de quema de la paja. Las entidades representativas del sector arrocero (Federación de Arroceros de Sevilla, UPA, Asaja y Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía) promoverán la adopción de este modelo de gestión, fomentando su conocimiento por parte de todo el sector.




El cultivo del arroz ocupa en Andalucía una superficie cercana a las 40.000 hectáreas. Estas cifras sitúan a la comunidad en el primer lugar en superficie y producción dentro de España.

La recolección del arroz en el Aljarafe se concentra principalmente en el mes de octubre. Una vez finalizada la misma se inicia, en parte de la superficie, la quema de la paja generada, siendo una práctica que tiene lugar mayoritariamente en los meses posteriores. El cultivo del arroz tiene un alto valor ambiental y genera beneficios a la avifauna.

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