Las Bodegas Góngora nacieron en 1682 en pleno auge de los viñedos aljarafeños.
Las Bodegas Góngora nacieron en 1682 en pleno auge de los viñedos aljarafeños.

Los viñedos del Aljarafe llenaban las bodegas de los galeones españoles que cruaban el Atlántico al Nuevo Mundo, tiempos en los que Sevilla copaba el centro comercial, cultural y político de Occidente.

De aquellas casas de vino solo una queda en activo. Semejante heroicidad de permanecer ante el devenir de los siglos otorga a Bodegas Góngora el honor de ser la segunda bodega más antigua de España.




La historia de esta casa de Villanueva del Ariscal comienza en 1682 cuando Don José de Góngora y Arando adquirió una antigua hacienda para revitalizarla con el cultivo de la uva.

El crecimiento de Bodegas Góngora y el resto de viñedos del Aljarafe tenían como principal aliada la ordenanza real que obligaba a todos los barcos que partían a América llevar un tercio de su carga de productos de la tierra, entre los cuales el vino era el más popular por su capacidad de conservación y la popularidad de su consumo. Muchos de esos galeones ocupaban ese 1/3 obligatorio con el vino de la provincia sevillana.

Hoy día aún conservan vinos en botas desde hace 300 años, concretamente en su pequeña bodega Pata de Hierro, llamada así en honor a un caballo blanco que levantó la admiración de un descendiente del último rey moro de Granada.




La bodega de Villanueva ofrece vinos finos y generosos y hoy día tiene una capacidad de almacenamiento de 2 millones de litros de vino, y la extensión de su superficie es de alrededor de 11.400 metros cuadrados.

Para llegar a esa capacidad de producción y venta, tiene especial relevancia Don Rafael de Góngora y Dávila, cuarta generación de los Góngora, quien a mediados del siglo XIX adquirió unas partidas de vinos viejos amontillados, olorosos y dulces, que han sido conservadas celosamente con el paso de los años, únicamente reservados a la familia Góngora, y que hoy conforman la Selección Imperial de vinos de Bodegas Góngora.

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