- Quirónsalud señala que «observarse y examinarse» puede cambiar el diagnóstico del cáncer de piel
- Quirónsalud contribuye en la intervención de María, niña de Uganda con una malformación en el pie
El Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón ha realizado una ablación percutánea por radiofrecuencia de un tumor renal. Se trata de una técnica que consiste en tratar el cáncer de riñón mediante el uso de agujas de ablación que provocan cambios de temperatura en el interior de la lesión, consiguiendo destruir las células tumorales en el mismo acto.
En este caso concreto, se ha optado por realizar una ablación percutánea por radiofrecuencia mediante control ecográfico sobre un tumor de 16 milímetros, que previamente había sido diagnosticado mediante biopsia guiada también por ecografía. Según explica el doctor Jesús Sáenz de Zaítigui, radiólogo intervencionista del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, se ha optado por realizar este procedimiento ya que se ajusta a las indicaciones para el tratamiento de tumores de pequeño tamaño, visibles solo por técnicas de imagen y que, por tanto, resultan más difíciles de tratar por cirugía convencional sin tener que recurrir a una nefrectomía parcial o radical. Además, se disminuyen las complicaciones, la estancia hospitalaria y la recuperación del paciente, que en pocos días puede incorporarse a su vida con normalidad.
El procedimiento consiste en acceder con la aguja de ablación vía percutánea a la lesión renal, siempre mediante control de imagen, con ecografía o TAC, según la complejidad del caso, de tal forma que en su trayecto no afecte a otros órganos o estructuras vecinas, tales como el hígado, el bazo o el colon. Las agujas que se utilizan tienen la parte activa en su punta, la cual produce una esfera de ablación ajustable al tamaño de la lesión tumoral.
“La ablación percutánea de tumores renales es una técnica de alta eficacia contrastada, que permite igualar, tras el procedimiento, el pronóstico de un carcinoma renal al de una lesión benigna”, comenta. Además, las complicaciones son infrecuentes, tanto durante como después de la intervención, reduciéndose a un pequeño sangrado limitado a la zona de ablación o en el trayecto de la punción.
Cada caso debe ser correctamente evaluado antes de plantear esta técnica ya que, como recalca Sáenz de Zaítigui, “se emplea de forma más exitosa cuando los tumores no sobrepasan los 2 centímetros de tamaño, ya que permite destruir el tumor con un buen margen de seguridad para evitar futuras recidivas, y se encuentran localizados en la periferia del riñón y no en la zona central”. Además de en tumores renales, la ablación por radiofrecuencia también puede ser utilizada en cánceres hepáticos, pulmonares o tiroideos.